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viernes, 27 de enero de 2012

Formas de perder la inocencia

Se balancea sobre la hamaca vieja.
La adoraba demasiado. 
Adentro mama llora en la mesa y papa grita cosas raras, de esas que no se deben decir..
Ella canta, lo hace cada vez mas alto, se balancea mas rápido, el aire casi corta su respiración..
Cierra los ojos y se imagina lejos. Siente un pajarito que canta en algún árbol, "en esos momentos desearía ser uno de ellos"; escaparse, volar, ser libre, feliz. Feliz.
Sonríe, su sonrisa duele.
Cierra sus manos fuerte, fuerte, como si eso hiciera que algo cambiara..
Ahora, su canto apenas es un susurro, descubre así, que adentro cesaron también los gritos..
Piensa en abrir los ojos pero no se anima, teme ver lo que suceda tras la ventana..
Titubea, se dice a si misma, tan firmemente que casi no se reconoce: vamos, se valiente.
Toma un largo y profundo respiro cuando escucha una voz apagada que le habla.
-Entra que ya esta refrescando, vamos a comer.
En realidad hace un rato largo hacia frío, pero no lo había notado..
Abre súbitamente los ojos mientras observa como su madre aleja velozmente lamano de la cara, mientras una lagrima se escabulle por un costado.. 
Se fregaba los ojos.
Todavía los tiene algo rojos, pensó.
Pego un divertido salto que hizo reír a su madre, lo que lo hizo mas afortunado aun..
Entro sin preguntar nada, jamás lo hacía.
Se sentó a comer.
Voy al baño dijo la mujer y se encerro en ese pequeño cuarto que guardaba escondidos infinidad de lamentos silenciosos.
Papa había salido, -quizás vuelva esta noche..
Revolvió dos o tres veces la comida (papa se hubiera enfadado por eso), contó hasta tres.. se paro y camino lentamente por ese angosto pasillo..
Dejando su inocencia en cada paso, dejando hadas, princesas y monstruos que le causaban tanto terror.
Se detuvo frente a la puerta.
Tocó dos, tres, cuatro veces hasta que se convirtió en un golpeteo frecuente y hasta fastidiante..
Cuando la puerta se abrió apareció una mujer de unos diez años más, con dos pimpollos rojos en lugar de ojos, un bultito de papel en la mano y dolor en el alma.
En ese momento parte de esa pequeña niña escapo para siempre..
Jamás, jamás regresaría.
Esa noche, ambas tenían unos diez años mas..
Solo, tan solo tres palabras fueron necesarias..
-No llores mami— 

jueves, 26 de enero de 2012

Cuando caigas, ¿Que elegirás?

Cuando uno ha caído lo suficiente como para tocar fondo. Es cuando realmente ve todo tan claro en tan gran oscuridad. Cuando estas hundido en las profundidades de tu mente, de tu vida, de tus amores, de tu familia, de tu mismo odio. Cuando te encuentras ahí tienes dos opciones. O sales, o te quedas. Y vaya que varios han elegido quedarse. ¡Podría gritarles cobardes!, pero yo me he estancado demasiadas veces.
Y te quedas ahí, viendo tu propia miseria, tu dolor a los ojos. Viendo como se ríe de ti. Como el resto camina en las alturas sin siquiera inmutarse ante tu ausencia, ante tus dolores, ante tu trágica y extremista vida. Siguiendo la suya, porque no eres imprescindible, no eres necesario, nadie lo es. Y cariño te ha tocado averiguarlo estando en esa oscuridad. En esa sombra, en esa realidad que a algunos nos toca.
¿Y que mas puedes hacer?
¿Y porque deberías subir, o quedarte aquí? nada cambiaría, nadie seria ni mas triste, ni mas feliz. Nadie notaría cuantas veces has secado tus lágrimas, nadie notaría tu dolor externo, menos el interno.
¿Porque deberías volver a sonreír?
Porque deberías quedarte llorando eternamente por algo que a ti tampoco ya te importa...
¿Porque deberías?
¿Que harías?
Cantar canciones lúgubres, escribir poemas trágicos, cortarte en retazos el alma y esparcirlo por la tierra. Escupiéndole a la vida.
¿Que harías?
¿Te quedarías aquí, encerrada conmigo? ¿Con este hombre que ha perdido mas de lo que se puede perder?
¿Te quedarías aquí, escuchando mis silencios? ¿Sintiendo mí vacío? ¿Viéndome distante, sintiéndote sola aun en mi triste compañía?
Cariño, sube y muéstrales lo que es estar en estas penumbras. Enséñales, perdónales, porque en algún momento se que ellos te han perdonado. Y no me ames, tampoco me odies. No me odies por elegir mi lugar. Por elegir mi final.
Mi cuarto rodeado de alcohol, humo de cigarrillos y poesías baratas.
¡Cariño! sube y vive, porque en mi ya no queda nada, no seas otra cobarde. Sube y desde arriba olvídame, como lo ha echo el resto, no seas alguien a quien mas extrañar, amar, a quien mas desear. Conviértete en una más del resto, olvídame y di a los que te escuchen él no valía la pena.
Olvídame cariño, y déjame lo ultimo que tus dedos han podido escribir.

Y cuando ella salio de ese cuarto en penumbras que representaba lo mas trágico jamás visto en los ojos de alguien, lanzo un papel al aire. Que decía esto:

Me perdí. En vos, en mí, en ambos. En ese espacio que jamás logramos vencer, en ese pequeño lugar que nos mantiene al tanto, casi lejos, casi cerca. Me perdí, no porque no sepa donde ir, sino porque ya no me interesa. Me perdí, porque volteé y no estaba tu mano para tomarla. No estabas vos para detenerme, no estabas para decirme quédate, aun nos resta el atardecer. Me perdí, intentando encontrarte. Me perdí, recorriendo cada uno de tus silencios, de tus miradas esquivas. Me perdí en tus ojos, me adentre tanto, que ya no se si soy yo o eres tu el que ve. El que nos mira, desde lejos.
Me perdí, caí, hondo, profundo, bajo, y aun sigo buscándote en esta oscuridad. Ciega, a tientas, guiándome por la estupidez, por la impulsividad que me da este no sé que. Iría hasta el ultimo y mas recóndito rincón de tu ser, aunque tal vez, aunque quizás, vuelva a perderme, al ver como tu mismo te ocultas de mi.

lunes, 9 de enero de 2012

El ha pedido perdón, él ha dicho que te ama.

Dijo que lo sentía, que seria la ultima vez. Mi rostro tiene mas maquillaje que piel, y se han secado mis lágrimas. No puedo seguir así, pero pidió perdón. Tengo que darle una oportunidad, otra. Ayer trajo flores y se arrodillo, dijo que no se volvería a repetir, al principio grito un poco, pero luego se calmo. Lo esta controlando, no es fácil. Yo tampoco colaboro. no le dedico todo el tiempo que el se merece. Después de todo, es todo lo que tenemos, lo que tengo. Tiene razón. No podemos seguir solos, los nenes necesitan un padre. Y casi no notan los golpes, ya no preguntan, y se limitan a comer la cena. Entienden que no tenemos a nadie, lo entienden? Mi mama esta grande, y bueno, no lo quiere a el. Y mis amigas, el dice que solo esta para separarnos, no se si me ayudarían, no se no lo se, ya no se en quien confiar, me siento sola. Y cuando miro a mi alrededor, esta el, de buen o mal humor. El esta. Y estuvo. Y se que estará. El me lo dice. Yo le creo. 
Después de todo, cuanto mas podría seguir? Acaso no puede detenerse? Tiene sus buenos momentos, quiero creerle, le creo, lo amo. El me ama, que nadie me juzgue. El dijo que me ama. Y que lo siente. 

Un golpe. La puerta. Llego. Diana, despierta, despierta mujer! Es hora de la realidad. No hubo testigos, no hubo amistades, ni explicaciones. Solo una triste y solitaria ( y temerosa) mujer confesándose a si misma, conveciendose a si misma. Dándose fuerzas. Secándose lágrimas, lágrimas ya secas. 
Entra, le dirige una mirada, una furtiva mirada, y ella sabe lo que sigue. Reza porque sea leve. Porque no haya gritos. Los niños duermen, los vecinos, ellos ya no importan, y la policía es amiga de el. Todos son amigos de el. Como hace? 
No sabe si levantarse, o quedarse ahí, sentada, inmóvil, esperando que el tome su cerveza, y se retire casi sin notar su presencia. 
Algo cae, un plato, un vaso, quien sabe? Quizás sean los restos de aquel corazón, ojala sea eso. Tirarlos, y mañana comprar uno nuevo, como las decenas de vasos que ha comprado, como el centenar de ropa, de vida, cada día compra lo que ha roto en su vida. 
Gritos. GRITOS. Insultos. Los niños duermen, por favor, hoy no, no hoy, los niños, hoy no por favor. Diana! Diana! DIANA!! seca tus lágrimas Diana, se fuerte Diana. Recuerda, el ha pedido perdón. El ha dicho que te ama.

Me perdí

Me perdi. 
En vos, en mi, en ambos. 
En ese espacio que jamas logramos vencer, 
en ese pequeño lugar que nos mantiene al tanto, 
casi lejos, casi cerca. 
me perdi, no porque no sepa donde ir, 
sino porque ya no me interesa. 
Me perdi, porque volteé
 y no estaba tu mano para tomarla. 
No estabas vos para detenerme, 
no estabas para decirme quedate, 
aun nos queda el atardecer. me perdi, 
intentando encontrarte. 
Me perdi, recorriendo cada uno de tus silencios, 
de tus miradas esquivas. 
Me perdi en tus ojos, me adentre tanto, 
que ya no se si soy yo o eres tu el que ve. 
El que nos mira, desde lejos
me perdi, cai, hondo, profundo, bajo, 
y aun sigo buscandote en esta oscuridad. 
Ciega, a tientas, guiandome por la estupidez, 
por la impulsividad que me da este nose que. 
Iría hasta el ultimo y mas recondito rincon de tu ser, 
aunque tal vez, aunque quizas, vuelva a perderme, 
al ver como tu mismo te ocultas de mi.