copyright© Contenido Protegido Reservados sus Derechos.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Necesito

Necesito sentir un poco. 
Llorar todo lo que no he llorado, amar lo que no me he permitido. 
Gritar lo que jamás me he atrevido. 
Necesito vivir un poco, sin tener que recordarte. 
Sin tener que soñarte, ni pensarte, ni sentir que lo nuestro pudo funcionar.
Necesito reír un poco. 
Para olvidar aquellas penas, para secar lagrimas inexistentes, para completar vacíos. 
Necesito olvidarme un poco, para poder recordarme, para ser la de antes, la que enamoró y la que yo amaba ser. 
Necesito descontrolarme, mirar el cielo y no pensar en si las estrellas esta vez siguen burlándose de mi corazón sensible. 
Necesito ser otra para volver a ser yo, para volver a ser. 
Necesito ver la noche sin pensar, tomar un té en la avenida saludando a los autos al pasar. 
Necesito un vestido corto para poder sujetarlo cuando pase una brisa. 
Necesito soltarme el pelo, para sentirme libre de alguna manera. 
Necesito olvidar direcciones, para preguntarle a alguien donde queda el nunca jamás. 
Necesito dos versos, dos renglones, dos suspiros sin tu aroma, sin tus labios, sin tu cortante sinfonía de quizás nunca te amé. 
Necesito cantar, bien o mal. Simplemente cantar, por el simple gusto de hacerlo, y no porque la letra me recuerde a nuestra tragedia jamás cómica. 
Necesito irme sin alejarme. 
Necesito llorarnos, para que nuestras existencias se escapen y atraviesen mis cuencas vacías, mis sentidos alborotados, llorarnos para dejarnos.
Para poder perdernos de una vez por todas.
Necesito mentirme y sentirte, creer amarte, para que mi capricho te deje en paz, y pueda vivir sin tu necesidad.
Un beso en la frente, un abrazo al vacío, un suspiro que no se pierde y se adentra en los labios de alguien más.

Tú, poeta

- ¡Yo no escribo poesía! - Gritó furioso - Yo no digo frases bonitas, ni hago rimas cual poeta frustrado que imagina un amor irreal. ¡Yo muero en cada renglón! 
Yo no describo las curvas de tu cuerpo, no comparo tus senos con un monte insípido. Yo te recuerdo, y revivo mis manos recorriéndote en cada palabra. Yo no sueño con verte a mi lado. Vivo por conseguirlo. Escribo por no conformarme. 
Yo soy el sueño, pues la realidad ya se ha ido. 
No me digan poeta, pues no lo merezco, ni como insulto ni como halago. 
No escribo acerca del cielo nublado por tu ausencia. 
Yo te amo y te odio. Te deseo y te desprecio. 
Joder, no quiero sonetos. 
¡Quiero realidad! ¡Quiero amor puro! 
Tengo recuerdos en un papel que nadie jamás ha de leer. 
Yo no te amo cada tres renglones, ni cuatro, ¡Ni los que fuere! 
Yo te adoro sin puntos ni comas, sin apóstrofes, sin espacios. Sin frases escritas en forma de escaleras rebuscadas. 
No quiero libros reconocidos, pues las paredes de mi mundo están plasmadas de tu aroma. 
Quiero amarte anónimamente. 
Dejarte cerezos en el camino, endulzando tus pensamientos. 
Yo no tengo personajes, yo no invento amores. 
Pues si hay alguien real aquí, son mis escritos. 
El invento soy yo, recorriendo un cuarto casi a penumbras. 
Convocando sentimientos, para luego rechazarlos. 
Yo no existo si mis dedos no se mueven, si mis labios no bailan al compás de los lápices. - 
Su brazo se entendió en lo alto, dejando aquella pluma como una lanza, como la que puede dar vida o muerte. 
Una lágrima patinó por su rostro, se perdió en la cavidad de su cuello y murió dentro, donde alguna vez quizás hubo luz. 
Miró su brazo, sus dedos temblorosos. El sudor de su cuerpo afiebrado por la impotencia. 
La pluma desafiante. El tinte, el aroma, el sabor a poesía que lo invadía. 
- ¡Yo no escribo poesía! - Repitió en un grito agonizante, lanzando la pluma hacia el vacío -¡No lo hago! Yo simplemente intento amarte, intentando. Sin hacer que duela. 

EL show debe continuar

Los cuerpos fríos. Los ojos vacíos, perversos, tan repugnantes.
Media hora. Quizás más, tal vez menos.

¿Que importa? ¿A quién le importa? ¿Qué te importa?
¿Cual es tu nombre real? ¿Cual es el que agrada más? Se indaga a si misma.
Quien alguna vez se llamó Rocío < como el que cae de sus ojos en algunas ocasiones > se unta crema en sus largas piernas bajo la luz tenue de un cuarto abrumado.
Quien alguna vez jugó a ser mujer, a ser niña, a jugar con muñecas con cabello de oro, quien alguna vez se atrevió, osada, a sentirse amada.
Quien alguna vez se permitió soñar, ahora se encuentra en una cama relativamente limpia. Con el aroma a mil humanidades. A mil sueños rotos, a engaños, a dolores, a sensaciones vacías.
Oh, sí.
Veinte minutos.

Una fabricante de mentiras, una vendedora, comerciante, mentirosa.
Con pasos retraídos se detiene frente al espejo, lo observa. Se observa.
Se arregla el maquillaje. (Aunque sea solo ella quien lo note). Que dolorosa forma de mimarse un poco.
Observa la ropa, intenta decidir cual usar.- Joder. ¡Joder! ¿A quién le importa la ropa? ¿A quién le importa tu nombre? ¿A quien diablos le interesa la pintura o la bijouterie barata?
Nadie te dirá “te encuentras radiante esta noche” , ni notará tu nuevo corte de cabello.
Doce minutos.

Revisa su teléfono. Tres citas más. Solo tres, solo tres, se consuela mientras se peina el cabello.
Es hermoso, si alguien alguna vez ah llegado a notarlo. Largo, con rizos que cubren su espalda. Negro como las noches que la preceden, como los cuartos que ha habitado, como parte de ella. Y aún así hermoso.
Sus manos tiemblan, y no es frío, apenas siente una brisa cuando la atraviesa, quizás un suspiro perdido.
Quien ha de ver el color de sus ojos avellana, el gris de su mirada en los días de tormenta, y el brillo que cobran cuando ella se emociona. Quien ha de notar toda esa belleza que la rodea y no se observa, no se ve, no se toca, simplemente se siente.
No llores, ¡No llores!, la pintura no es indeleble piensa riéndose.
"Algún día, serás una hermosa mujer mi niña" - Mamá, como nos hemos equivocado.
Limpia esos ojos, límpiate. Sucia, se desprecia.

Cinco minutos.

Sécate esas lágrimas, apúrate, se te hace tarde cariño. El show debe continuar.
Jamás llores, jamás ames, jamás te caigas, jamás.
Tú no puedes darte ese lujo, no puedes salir de compras con amigas y ver películas, tú debes trabajar. Tu debes verte sensacional, irreal, soñada. No una soñadora, soñada.
Entrelaza sus dedos y reza porque el siguiente sea mejor que el anterior, y peor que el futuro.
Desea que acabe rápido, que la noche muera ante sus labios, que las estrellas se oculten tras su espalda siempre desnuda.
Sus labios jamás han sentido el sabor de la dulzura, mas han sido heridos en tantas ocasiones que ya ha perdido la cuenta.
Un minuto.

Suena el timbre.
Suena el timbre.

Sonríe, a nadie le interesa. No lo hace por el que no la mirará, lo hace por ella.
Debes creer en tus mentiras, eres feliz, estas sonriendo. Eres feliz.
Abre la puerta y la empujan, no la acompañan, ni la miran, no notan sus ojos avellana, tampoco ven su cabello, ni sienten el perfume carmín que cubre los pecados.
La empujan, pues debe hacer lo que sabe hacer.
-¿Cómo te llamas?
- <Vaya, ese es un progreso> Como tu desees que me llame esta noche cariño. Soy lo que todos sueñan, soy lo que desean, y hoy soy tuya.
El show debe continuar.

Los extraño

Los extraño. 
Las noches se tornan eternas, y en algunas de ellas los puedo escuchar murmurando. 
Hablándome, pidiéndome cosas que en vida no pude hacer, gritándome, vociferando recuerdos de alguna tarde de otoño perdida. 
Los extraño, y a veces quisiera volver, desearía poder hacerlo. 
Llegar y sonreírles, decirles: “la espera ha terminado. Ya no volveré a desaparecer.” 
Quisiera que pudieran verme, a veces creo que me sienten, o que sus lágrimas me buscan. 
No es mi culpa, no lo fue. Simplemente no pude sostenerme, ya no. Me caía y mis gritos se acallaban lentamente, mis manos se soltaban débiles, mis ojos se cerraban pesados y temerosos de todo lo que habían observado. 
Que nadie se atreva a juzgarme ni a reprocharme. Porque cuando yo avisé, cuando yo advertí, cuando imploré por un poco de humanidad. ¡Nadie supo dármela! 
Yo no quería palabras dulces y vacías, no quería sonrisas falsas y abrazos por compromiso. No quería oídos sordos, porque para eso tuve mis libros, que me han escuchado, me han entendido y me han hablado mucho más que todos ustedes. 
Y sin embargo no los culpo, porque fui débil. Así que no me recriminen por algo que antes jamás les interesó. 
¿Que puedo yo hacer? Ya es tarde para culpables, ya es tarde para disculpas. No solucionarán nada. Y sin embargo los escucho, cuando en la soledad de su cuarto me ruegan perdón. Piden por un minuto de mi presencia. Y juro, cuando los sentimientos fueron míos, yo los quise, ¡dios sabe que los amé con locura! pero ahora que no estoy me buscan, hipócritas. Condenados por su propia conciencia. 
¿Y que hay de mi? ¿Que hay de la humanidad que no lograron quitarme? La que aún abunda en mis noches y días eternos, en mi mundo y mente en blanco. 
¿Que hay de mi? 
Del dolor que tuve y aún tengo, de las culpas, de las mentiras echas verdad. De los conocidos extraños y los recuerdos olvidados. 
Que hay de todo lo que he perdido. De mí, perdido aquí donde me encuentro. Porque les digo algo, no hay nada más allá de las fronteras, el mundo no es plano. Pero he caído, y jamás toco fondo. 
Mis lágrimas no secan, y mis manos están frías desde no sé cuanto tiempo. 
No tengo donde ir, no puedo volver, ustedes no me escuchan, ni siquiera mis gritos mas desesperados, aún les pido ayuda, aún les suplico. Y siguen sin escucharme. 
Aún. Esta es mi eternidad, el ruido y el silencio confrontados. La vida y la muerte. El dolor y la alegría. Las penas, los recuerdos. 
Aun estoy aquí, ¿acaso no me ven? ¿Acaso sigo siendo lo que era, acaso jamás notan la diferencia entre la lluvia y mis caricias? 
Cual es entonces la diferencia entre esta y mi otra vida, entre este y mi otro mundo, entre esto que soy y lo que fui. 
De que sirven estas palabras que sé que jamás escucharán.


Ya no hay de que escribir

Hace días no puedo escribir. Y no es porque no tenga tiempo, me sobra se podría decir. Pero no sé que escribir. (Sí, se muy bien que escribir, lo que no sé es como)
Siempre que he escrito fue encontrándome en un estado de sensibilidad muy grande, por no decir que la depresión es algo común en mí.
Pero hace días que me siento frente a una pluma y una hoja y al final del día solo hay garabatos y rayones.
¿Qué clase de escritor soy?
Creo que el problema es que no estoy mal, no estoy triste. Ni siquiera lloro en las películas donde el perro muere por salvar al protagonista.
No me siento mal, no siento dolor, la tragedia hace días no me visita. Y no está esa angustia que muchas noches me hizo sentirme desbordar.
Esto debería ser bueno, la gente diría: "¡Vaya! Ya no tendrás que tomar esas pastillas ni te encerrarás en tu cuarto por días…"
¡Pero tampoco me siento bien! Así que de qué coños me sirve este estado, que es lo más parecido a un cojín.
No me despierto y miro la luz que entra por la ventana pensando 'Que bello día', me levanto pensando que no escribí, que no me sale nada.
Que los renglones que he acumulado estos días tienen la apariencia de haber sido escritos por un púber enamorado.
Que estoy vacío. E irónicamente eso es algo realmente triste.
Joder, ni siquiera puedo expresar lo que me sucede.
Donde se han ido mis palabras, mis frases rebuscadas, mis dolores hechos tinta, donde se han ido los recuerdos. Los que le daban vida a mi alma, luego de matarla.
Quizás deba enamorarme y sufrir un poco (otra vez) para volver a escribir como lo hacía.
Para tener de que escribir, a quien llorarle, a quien odiar, a quien extrañar, a quien culpar.
Alguien me dijo, "Cada uno de tus sentimientos ha quedado en los libros que escribiste, pues estás vacío cariño, ya no me haces el amor."
Jamás le hice el amor, pero jamás antes lo había notado.
No la merezco, eso no cambia.
Y ninguno de ustedes se confunda, esto no es uno de mis relatos anónimos, con personajes que enamoran y desprecian al mismo tiempo.
Esto es sobre mi, "esto" soy yo hablando de mi, de lo que no hay en mi, de lo que alguna vez hubo.

¡Despierta!

Te despiertas y miras a través de la ventana. Y solo ves el mundo que odias, pero el mismo también, en el que te encierras cada día de tu vida. Con tu café diario. Tu mirada perdida en el colectivo. Tus ojeadas a algún trasero que te llame la atención. Tus insultos al peatón que te rozo el hombro y no pidió disculpas. El porno que miras en las noches, y el sexo sin sentido.
Pero esta mañana no te interesa. Ni tu café ni el puto noticiero. Esta mañana te quedas ahí, recostado sobre la cama donde en alguna ocasión llegaste a confundir amor con buen sexo.
Donde has llorado y te has mentido a ti mismo, diciéndote "soy feliz".
Donde duermes, te masturbas, a veces comes, o te comen.
Donde sueñas que vives otra vida, que eres otra persona, que no eres tu. Que no eres. Y luego despiertas, y sigues siendo el mismo patético que la noche anterior.
¿Que es lo que ha cambiado entonces?
¿Quien te ha echo creer que tienes el derecho de quedarte en tu mundo, sin seguir las reglas del nuestro? ¿Quién te dijo? Que puedes darte el lujo de no bañarte, de no afeitarte ni de colocarte prolijamente esa corbata que una vendedora amargada eligió para ti.
Nadie, o quizás todos. Al demostrarte lo triste que se vuelve la vida cuando te resignas a simplemente vivirla. O tal vez. O quizás. Sólo sea que ya no te importa.
Entonces miras a través de la ventana. Y sonríes. Porque descubres que no eres nadie. Y a nadie le interesas. Eres un número, un jodido número más.
-Pues que más da, si no les intereso. ¿Porque debería interesarme a mí? - piensas mientras buscas con la mano el paquete de cigarrillos.
¡Que mas da! gritas mientras te levantas.
Ya no quieres ser el sistema, parte del sistema. Ya no quieres ser sociedad. Quieres ser tú. Quieres ser la oveja negra que se ha descarrilado. Que ha dejado el camino.
Quieres alejarte. Y correr, no por cobardía, sino porque eres demasiado valiente como para seguir siendo el que todos pretenden que seas.
Y no te interesa el que dirán, pues siempre estarán diciendo algo. Entonces, si dicen. Que digan algo que sea cierto.
Que abran sus ojos, y tapen sus bocas ante tu descarada rebeldía.
Que griten aterrorizados, pues alguien esta intentando crear el maldito caos.
Que el mundo te vea, que el mundo te escuche, que el mundo sepa, que hoy has despertado. Y has visto la realidad.

Excesos

No es que yo me aleje, se alejan de mi .Me siento de lado. Y lo único que evita que eso sea real es que aun estoy ahí, inmóvil, quieta, esperando que alguien haya oído alguna de mis palabras susurradas, gritadas, exclamadas. Así que les daré el gusto y me moveré, cambiaré de asiento, iré a otro lado. Miraré hacia otro paisaje. Y hablaré con otras personas. 
No son celos, no es envidia, no es bronca, no es miedo. Bueno, quizás sí, quizás si sea miedo. A perderme por completo, a hacerlo y que nadie lo note. A que a nadie le afecte. A que a nadie le importe. Es miedo a que tú te sientas aliviado. 


Me molesta tu prostituta forma de ser con todos. De ser tan extremadamente simpático, de ocupar tu lugar, y abarcar también el mío. De hacer que no sea necesario que yo este. Porque contigo basta. Porque tú eres suficiente, para ti y para el resto.

Porque no necesitas de mis sonrisas, ni de mis bromas tontas, porque son prescindibles, porque aquí, para el mundo y para ti mismo el imprescindible eres tú.
Tan goloso de sociedad, de encajar tremendamente. De desencajar al resto. De desencajarme a mí. 


Me molesta que me ignores cuando hay alguien mas poniéndote atención. Cuando hay más de un par de ojos observándote. Deseándote, queriéndote, sonriéndote. 
Me molesta saber que no te afecta mi molestia. Que no te duele mi dolor. Que no te mueva un solo cabello que yo me vaya alejando, que yo este desapareciendo a causa de tus sonrisas y pintorescas charlas más fuertes que las mías.
Me duele sentirme así. Me duele que no te interese que me sienta así. Me duele que no te importe que sea por ti. 


Quizás algún día notes que todo lo que tocas se llena, y ya no cabe lugar para otra persona, que tu estúpido orgullo, tu egocentrismo, tu estupidez, tu necesidad de “Yo, yo, y solo yo”, descubran que alguna vez hubo alguien, detrás de ti, debajo de ti, debajo de las sombras que creabas, debajo de las risas con las que aturdías, ahí debajo de todo lo que te hacía. Había alguien esperando verte, esperando que lo veas. Alguien que te esperó, que esperó tus tiempos, que esperó que calles solo por un momento, que seas un simple anónimo guardando silencio. Y por una jodida vez en la vida, te dignes a escuchar.

Distantes

Tan distantes.
Tan cercanos.
Tan tuya como jamás,
Jamás fui de nadie.
Esperando, siempre esperando.
Soñando, de vez en cuando,
Que las distancias se pierden
Y puedo recorrerte. Abarcarte
Destruirte, y volverte a crear.
Deseando, que el tiempo
No sea y que nosotros,
Tampoco seamos.

Creo que he perdido la cordura
La poca que restaba.
La que resistía.
Aquella, 

Que me hacia volver
De nuestro delirio,
Que me daba pequeños respiros.
De tu amor sofocante,
De mi inseguridad asfixiante.

Guardo en la comisura 
De mis labios temerosos
Un te amo apenas susurrado.
Dulzura amarga.
Amores perdidos. Olvidados.
Dejados al azar de una
Falsa sonrisa.
De una estúpida caricia
Que jamás logro rozar
Tu más intima fidelidad.

Nos hemos convertido en eso que odiamos,
Siendo tan solo aquello que alguna vez,
Nos enamoró.

domingo, 13 de mayo de 2012


¿Porque cuando mas te necesito no estas? 
¡No es justo!
¿Porque cuando pido a gritos, cuando mas te suplico entre suspiros no te acercas?
¿Acaso no me ves dentro de las fauces de la bestia?, ¿De mi propia bestia que solo tu sabes domar? ¿Acaso no me ves en el abismo? ¿No ves la pendiente que me nombra y me llama? ¿Acaso no me ves? 
¿No lo haces? 

sábado, 12 de mayo de 2012

No puedo estar mas con vos

“No puedo estar mas con vos”
joder! Porque me vuelves loca, eres los extremos, siempre negro o blanco, jamas un gris calmado. Porque eres loca, insegura, decidida, desafiante, descarada. Porque me enamoras, me enloqueces, me debilitas, me usas, me haces usarte. Me haces amarte, me dejas ser amado. 
Porque cuando no te tengo muero, y cuando muero vienes y me revives.
Porque ya no se si te amo, si te odio, te desprecio, te adoro, o simplemente en algunas ocasiones solo te contemplo. 
Porque vas y vienes, y yo te espero, y me pierdo. Y me pierdes. 
Porque amarte me mata cuando no me da vida. Y morir tan seguido me ha cansado. 
Porque cuando no es tristeza es alegría. Y jamas una sonrisa matutina, solo extremos. Solo te amo o te odio. Jamas un te quiero algo vergonzoso. Un te adoro susurrado.
Porque no se en que dirección estoy yendo, y me pierdo, y no te encuentro. 
Ya no puedo estar mas con vos. 
-Yo tampoco puedo estar conmigo. - sonrío y se marcho, escapo, nuevamente. Ambos escaparon esta vez.
Luego de no se cuanto tiempo. 
Luego de estar perdido, de seguir perdido la buscó. Dios sabe que la buscó. 
Pero ella ya no estaba, le pidieron que se fuera, y así lo hizo. Se marcho, y ya no podía volver 
-Yo tampoco puedo estar conmigo. Porque hasta hoy, imperfecta, irreal, o demasiado real a veces, era, eramos. Ya no puedo ser. No sin ti. Ya no necesito ser. Ni estar conmigo.
Pero el no lo sabia, porque las quejas fueron mas fuertes, los problemas mas dolorosos, el amor demasiado fuerte. 
El no pudo oírla, y ella, ella no se dejo oír.

viernes, 27 de enero de 2012

Formas de perder la inocencia

Se balancea sobre la hamaca vieja.
La adoraba demasiado. 
Adentro mama llora en la mesa y papa grita cosas raras, de esas que no se deben decir..
Ella canta, lo hace cada vez mas alto, se balancea mas rápido, el aire casi corta su respiración..
Cierra los ojos y se imagina lejos. Siente un pajarito que canta en algún árbol, "en esos momentos desearía ser uno de ellos"; escaparse, volar, ser libre, feliz. Feliz.
Sonríe, su sonrisa duele.
Cierra sus manos fuerte, fuerte, como si eso hiciera que algo cambiara..
Ahora, su canto apenas es un susurro, descubre así, que adentro cesaron también los gritos..
Piensa en abrir los ojos pero no se anima, teme ver lo que suceda tras la ventana..
Titubea, se dice a si misma, tan firmemente que casi no se reconoce: vamos, se valiente.
Toma un largo y profundo respiro cuando escucha una voz apagada que le habla.
-Entra que ya esta refrescando, vamos a comer.
En realidad hace un rato largo hacia frío, pero no lo había notado..
Abre súbitamente los ojos mientras observa como su madre aleja velozmente lamano de la cara, mientras una lagrima se escabulle por un costado.. 
Se fregaba los ojos.
Todavía los tiene algo rojos, pensó.
Pego un divertido salto que hizo reír a su madre, lo que lo hizo mas afortunado aun..
Entro sin preguntar nada, jamás lo hacía.
Se sentó a comer.
Voy al baño dijo la mujer y se encerro en ese pequeño cuarto que guardaba escondidos infinidad de lamentos silenciosos.
Papa había salido, -quizás vuelva esta noche..
Revolvió dos o tres veces la comida (papa se hubiera enfadado por eso), contó hasta tres.. se paro y camino lentamente por ese angosto pasillo..
Dejando su inocencia en cada paso, dejando hadas, princesas y monstruos que le causaban tanto terror.
Se detuvo frente a la puerta.
Tocó dos, tres, cuatro veces hasta que se convirtió en un golpeteo frecuente y hasta fastidiante..
Cuando la puerta se abrió apareció una mujer de unos diez años más, con dos pimpollos rojos en lugar de ojos, un bultito de papel en la mano y dolor en el alma.
En ese momento parte de esa pequeña niña escapo para siempre..
Jamás, jamás regresaría.
Esa noche, ambas tenían unos diez años mas..
Solo, tan solo tres palabras fueron necesarias..
-No llores mami— 

jueves, 26 de enero de 2012

Cuando caigas, ¿Que elegirás?

Cuando uno ha caído lo suficiente como para tocar fondo. Es cuando realmente ve todo tan claro en tan gran oscuridad. Cuando estas hundido en las profundidades de tu mente, de tu vida, de tus amores, de tu familia, de tu mismo odio. Cuando te encuentras ahí tienes dos opciones. O sales, o te quedas. Y vaya que varios han elegido quedarse. ¡Podría gritarles cobardes!, pero yo me he estancado demasiadas veces.
Y te quedas ahí, viendo tu propia miseria, tu dolor a los ojos. Viendo como se ríe de ti. Como el resto camina en las alturas sin siquiera inmutarse ante tu ausencia, ante tus dolores, ante tu trágica y extremista vida. Siguiendo la suya, porque no eres imprescindible, no eres necesario, nadie lo es. Y cariño te ha tocado averiguarlo estando en esa oscuridad. En esa sombra, en esa realidad que a algunos nos toca.
¿Y que mas puedes hacer?
¿Y porque deberías subir, o quedarte aquí? nada cambiaría, nadie seria ni mas triste, ni mas feliz. Nadie notaría cuantas veces has secado tus lágrimas, nadie notaría tu dolor externo, menos el interno.
¿Porque deberías volver a sonreír?
Porque deberías quedarte llorando eternamente por algo que a ti tampoco ya te importa...
¿Porque deberías?
¿Que harías?
Cantar canciones lúgubres, escribir poemas trágicos, cortarte en retazos el alma y esparcirlo por la tierra. Escupiéndole a la vida.
¿Que harías?
¿Te quedarías aquí, encerrada conmigo? ¿Con este hombre que ha perdido mas de lo que se puede perder?
¿Te quedarías aquí, escuchando mis silencios? ¿Sintiendo mí vacío? ¿Viéndome distante, sintiéndote sola aun en mi triste compañía?
Cariño, sube y muéstrales lo que es estar en estas penumbras. Enséñales, perdónales, porque en algún momento se que ellos te han perdonado. Y no me ames, tampoco me odies. No me odies por elegir mi lugar. Por elegir mi final.
Mi cuarto rodeado de alcohol, humo de cigarrillos y poesías baratas.
¡Cariño! sube y vive, porque en mi ya no queda nada, no seas otra cobarde. Sube y desde arriba olvídame, como lo ha echo el resto, no seas alguien a quien mas extrañar, amar, a quien mas desear. Conviértete en una más del resto, olvídame y di a los que te escuchen él no valía la pena.
Olvídame cariño, y déjame lo ultimo que tus dedos han podido escribir.

Y cuando ella salio de ese cuarto en penumbras que representaba lo mas trágico jamás visto en los ojos de alguien, lanzo un papel al aire. Que decía esto:

Me perdí. En vos, en mí, en ambos. En ese espacio que jamás logramos vencer, en ese pequeño lugar que nos mantiene al tanto, casi lejos, casi cerca. Me perdí, no porque no sepa donde ir, sino porque ya no me interesa. Me perdí, porque volteé y no estaba tu mano para tomarla. No estabas vos para detenerme, no estabas para decirme quédate, aun nos resta el atardecer. Me perdí, intentando encontrarte. Me perdí, recorriendo cada uno de tus silencios, de tus miradas esquivas. Me perdí en tus ojos, me adentre tanto, que ya no se si soy yo o eres tu el que ve. El que nos mira, desde lejos.
Me perdí, caí, hondo, profundo, bajo, y aun sigo buscándote en esta oscuridad. Ciega, a tientas, guiándome por la estupidez, por la impulsividad que me da este no sé que. Iría hasta el ultimo y mas recóndito rincón de tu ser, aunque tal vez, aunque quizás, vuelva a perderme, al ver como tu mismo te ocultas de mi.

lunes, 9 de enero de 2012

El ha pedido perdón, él ha dicho que te ama.

Dijo que lo sentía, que seria la ultima vez. Mi rostro tiene mas maquillaje que piel, y se han secado mis lágrimas. No puedo seguir así, pero pidió perdón. Tengo que darle una oportunidad, otra. Ayer trajo flores y se arrodillo, dijo que no se volvería a repetir, al principio grito un poco, pero luego se calmo. Lo esta controlando, no es fácil. Yo tampoco colaboro. no le dedico todo el tiempo que el se merece. Después de todo, es todo lo que tenemos, lo que tengo. Tiene razón. No podemos seguir solos, los nenes necesitan un padre. Y casi no notan los golpes, ya no preguntan, y se limitan a comer la cena. Entienden que no tenemos a nadie, lo entienden? Mi mama esta grande, y bueno, no lo quiere a el. Y mis amigas, el dice que solo esta para separarnos, no se si me ayudarían, no se no lo se, ya no se en quien confiar, me siento sola. Y cuando miro a mi alrededor, esta el, de buen o mal humor. El esta. Y estuvo. Y se que estará. El me lo dice. Yo le creo. 
Después de todo, cuanto mas podría seguir? Acaso no puede detenerse? Tiene sus buenos momentos, quiero creerle, le creo, lo amo. El me ama, que nadie me juzgue. El dijo que me ama. Y que lo siente. 

Un golpe. La puerta. Llego. Diana, despierta, despierta mujer! Es hora de la realidad. No hubo testigos, no hubo amistades, ni explicaciones. Solo una triste y solitaria ( y temerosa) mujer confesándose a si misma, conveciendose a si misma. Dándose fuerzas. Secándose lágrimas, lágrimas ya secas. 
Entra, le dirige una mirada, una furtiva mirada, y ella sabe lo que sigue. Reza porque sea leve. Porque no haya gritos. Los niños duermen, los vecinos, ellos ya no importan, y la policía es amiga de el. Todos son amigos de el. Como hace? 
No sabe si levantarse, o quedarse ahí, sentada, inmóvil, esperando que el tome su cerveza, y se retire casi sin notar su presencia. 
Algo cae, un plato, un vaso, quien sabe? Quizás sean los restos de aquel corazón, ojala sea eso. Tirarlos, y mañana comprar uno nuevo, como las decenas de vasos que ha comprado, como el centenar de ropa, de vida, cada día compra lo que ha roto en su vida. 
Gritos. GRITOS. Insultos. Los niños duermen, por favor, hoy no, no hoy, los niños, hoy no por favor. Diana! Diana! DIANA!! seca tus lágrimas Diana, se fuerte Diana. Recuerda, el ha pedido perdón. El ha dicho que te ama.

Me perdí

Me perdi. 
En vos, en mi, en ambos. 
En ese espacio que jamas logramos vencer, 
en ese pequeño lugar que nos mantiene al tanto, 
casi lejos, casi cerca. 
me perdi, no porque no sepa donde ir, 
sino porque ya no me interesa. 
Me perdi, porque volteé
 y no estaba tu mano para tomarla. 
No estabas vos para detenerme, 
no estabas para decirme quedate, 
aun nos queda el atardecer. me perdi, 
intentando encontrarte. 
Me perdi, recorriendo cada uno de tus silencios, 
de tus miradas esquivas. 
Me perdi en tus ojos, me adentre tanto, 
que ya no se si soy yo o eres tu el que ve. 
El que nos mira, desde lejos
me perdi, cai, hondo, profundo, bajo, 
y aun sigo buscandote en esta oscuridad. 
Ciega, a tientas, guiandome por la estupidez, 
por la impulsividad que me da este nose que. 
Iría hasta el ultimo y mas recondito rincon de tu ser, 
aunque tal vez, aunque quizas, vuelva a perderme, 
al ver como tu mismo te ocultas de mi.